Ambiguo.

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Cada rincón en su pensamiento mira al segundo de después con recelo, y sin saber qué decir, un camino se distorsiona en el tiempo y las palabras se clavan, cuanto menos se espera más profundo llega.

No entiende nada, y la cuestión del asunto lo vuelve perfecto de inmediato. La incoherencia absoluta de sentir lo inimaginable y nadar rumbo hacía ninguna parte con sueños inauditos bajo el brazo.

Sorprende con ruidos los propios sonidos de palabras transformadas en significados inconexos que juntos suenan de lo más encantador. Y entonces cada palpito se disipa, y se desliza como agua sobe cristal.
Recorrer las lineas y los surcos de caminos desconocidos, desprenderse del saber y adentrarse en situaciones des-coordinadas y fuera de lo común.
Aprender del sin-sonido, del saber estar y de no adivinar lo que no sucederá.
Cada gesto se desploma sobre el papel, cada mueca dictada se mezcla con la tinta y se funde en el mañana, que es presente y nunca muere.

Todo suena mejor, incluso lo que nunca se dice y siempre se piensa, se queda suspendido en el aire esperando ser pronunciado, tal vez mañana, o tal vez pasado...

Sea como sea, ya existió.

Se siente irreconocible

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¿Quién es esa chica que lleva la sonrisa siempre puesta?

El silencio le tiembla en las manos, resbalan las sensaciones de cada cinco segundos, tres suspiros.
Se ve renacer en un lugar diferente e improvisado que le invita a sentirse en plenitud absoluta y a morderse los labios cada vez que le apetezca. Mira, y cuando lo hace vuelve a sentir como se clavan las palabras silenciosas tras su nuca, tras su espalda, bajo la piel.

Un hormigueo decide caminar arriba y abajo en un vaivén entrecortado de sonrisas, gestos y caricias. Se siente morir de sinceridad, de alegría absoluta, de novedad.
Bajo la mirada brillante de unos ojos que demuestran más de lo que los labios se atreven a pronunciar, se pasea alzando un pasito tras otro, encontrando firmeza bajo sus pies.
Te sonríe y te cala los huesos. Un estado contagioso permanece rodeando su silueta, y entonces la ves y trasmite todo eso que jamás pudiste imaginar. Los imposibles no existen volvió a recordar. Decidió dejarlo atrás, alzar la cabeza, mirar su reflejo y admirar todas y cada una de las cosas que había conseguido.

Estaba cerca muy cerca, de esa metafórica cima inventada que yacía bajo su pensamiento. Objetivo de un momento, y una simple escalera de peldaños significativos que la separa de su meta. Saborea cada instante, cada segundo, cada pausa y cada sensación. Saborea con intensidad y se deja llevar porque ahora cada sonrisa cuenta, [una historia nueva].