Hablemos de amistad

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Las amistades se cultivan, se quieren, se miman, se cuidan.
Cómo esa planta, que hay que regar de vez en cuando para que no se marchite.
Jamás supuso un esfuerzo mantener a esas personas que te hacen sentir único, que quieres conservar a tu lado, porque te importan, porque sin ellas no sería lo mismo, porque te dan esa parte que a veces echas en falta.

 Por todo y a la vez por nada. 

Por compartir momentos, por el simple hecho de sentirse bien, a gusto, de reír, de llorar, de abrazarse, de incluso discutir opiniones opuestas. Debatir diferencias, apoyarse, ayudarse, desahogar esas palabras que a veces tanto oprimen, escuchar los consejos, incluso compartir el silencio.

Detalles tontos, cosas insignificantes para no perderse todo eso que tanto merece la pena, y que no valoramos hasta que un buen día deja de estar a la alcance de nuestra mano.

Palabras tontas, de significado escaso, para oídos y mentes encerradas en su propio egoísmo.
Palabras sinceras, de significado verdadero, para oídos y mentes dispuestas a sentir algo especial.


Gestión del tiempo

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Algo simple, algo que va mucho más allá de todas esas complicaciones que intoxican nuestro día a día.
Esa tendencia innata a proponernos retos cada vez más complicados, a sabotearse uno mismo, con esas cosas que gustan tanto y no logramos dosificar.

Saber el tiempo justo para saborear cada segundo y aprovechar al máximo cada minuto transcurrido. Alternar toda esa clase de objetivos propuestos a lo largo de una jornada. Saber buscar el momento preciso, y el lugar adecuado para actuar de forma correcta, y sobrellevar con gran satisfacción ese pequeño emprendedor que cada persona guarda en su interior.

Como dijo alguien sabio; a poc a poc i amb bona lletra.

*Haz de lo imposible algo posible.


Eres historia

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Puede que no, que no te conozca. Es posible que jamás hayamos hablado y dudo que eso vaya a pasar. Y también es probable que tu típica cara de niña que jamás rompió un plato cuele con los demás. Conmigo no. 

No es novedad que yo sepa más de ti, que toda esa gente que te rodea y te presta parte de su atención. Una atención que no mereces, pues tus palabras son flechas envenenadas decididas a vengarse de todo lo que tú no sabrás dar jamás.

El sonido locuaz de tu puesta en escena para probar todo aquello que aprendiste una vez, pura teoría que por mucho que pongas en práctica no funcionará. No cuando el mínimo atisbo a lo que disparas roza mi piel una y otra vez.  

Puedo sonreír y ser feliz, estar segura de mis pasos firmes y de que jamás llegaras a la altura de mis zapatos. Mucho menos a alcanzar la cima donde yazgo, esperando a que te muerdas la lengua y tragues tu propio veneno.

Y hoy miro al frente y no me detengo, y ya no me importa, ni me asusta, ni tengo miedo. Y es que la voz no me tiembla, ni me incomoda tu presencia, casi ya imperceptible para mi. 
Puedo esperar, esperar a como tu propia personalidad acaba por enterrarte donde tienes que estar, y apartarte de un camino de asfalto del que ya eres historia.

Fabrica tu propia senda y piérdete en tu actitud de sumisa y buena persona, que a muchos engaña y a mi me resbala. 


* Hoy es uno de esos días en los que me siento jodidamente bien!

Mentalmente agotada

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Un zumbido en la cabeza que va de aquí para allá, una presión insistente que retumba en los oídos. Esos días en los que te levantas, te miras al espejo y piensas, me vuelvo a la cama. Y anhelar aquellos tiempos en los que no te costaba nada, pasar más de doce horas durmiendo del tirón. 
Me cuesta recordar a que saben aquellos momentos, cuando ahora las noches son un intermitente de abrir y cerrar de ojos, vueltas y más vueltas. Cansancio acumulado, demasiado. 
Y el conjunto de todo el torbellino te conduce a momentos de ansiedad y agobio prematuro.
Lo único que me pide el cuerpo es tranquilidad. Una buena dosis de pausado silencio y de sentirse bien.

Por donde empiezo...

Apunte breve

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Admiro, admiro esas personas que inspiran seguridad. Que hablan sin titubear.
Me quedo embobada observando los gestos, las formas, una actitud fuerte, sencilla y a la vez tranquilizadora.
Cuando parece que dicho así todo es más simple. Cuando tu autoestima sube sin motivo aparente y de golpe empiezas a sentirte bien contigo mismo.
Me gusta perderme en un momento, tener una fuente de inspiración para sentirme valida, especial, y atreverme con todo, pisar firme, pisar fuerte.


Sentir los sentidos

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El frío me cala los huesos y al hacerlo, siento. Como si desde un leve hormigueo despertaran todos mis sentidos. Se agudiza el tacto, los olores intensos, la vista se vuelve más clara y los sonidos más reconfortantes. Como si de la nada se avivara la autoestima y se engrandeciera el ego. Sí, el ego. Ese ego adormecido que yacía por algún rincón de tu interior. Y atraviesa los muros y se ensancha. La sensación de no caber dentro de uno mismo.

Caminaba atravesando ese frío estático que se palpa en el ambiente. El mismo que congela las manos, y la punta de la nariz. Sonreía para mis adentros, quizás por lo que este entorno transmite, los recuerdos, los olores, esos momentos que no sabría explicar y que a todas partes me acompañan. Esas pequeñeces que en las tardes ya oscurecidas apetecen.

Descubrir, hallar, rencontrarse con partes olvidadas. Hacerse a un lado para sentirse a uno mismo, para llegar a ese punto en el que todo lo que te envuelve, por insignificante que sea te parece lo más bonito, increíble, extraordinario y genial del mundo mundial.

De verdad, lo recomiendo al cien por cien.

Sin tapujos

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Bastan tres mil y un segundos 
para desvanecerme entre el vacío extremo 
de una madrugada que se distrae 
bajo siluetas en la oscuridad.

Dicen por ahí, no muy lejos de aquí. 
Que lo que se tuerce vuelve.

Que las melodías me abrazan y se funden en mi piel. 
El calor de su ausencia arrebatadora
que me alimenta el pensamiento 
cuando las horas se vuelven de textura eterna. 

Y me derrito con el cálido silencio abrasador 
que amontona cada uno de los recuerdos 
y me hace tocar el cielo,
con cada uno de mis dedos...

Con estrella o estrellado

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Se dice que hay personas que nacen con estrella, otras que nacen estrelladas.
Yo tengo la suerte de poder decir que soy de las primeras. Aunque a veces, bastantes, tiña mis palabras de melancolía pura y dura. No lo puedo evitar, es mi parte capricorniana que necesita salir a la luz.

Las cosas a veces se ponen feas, a veces no hay por donde salir. Otras simplemente las dejas de lado y esperas que de alguna forma se vayan solucionando por si solas. Esto no es nada trascendental, ni trato de cambiar pensamientos y opiniones. Son teorías banales que a mi me funcionan.

Soy una seguidora nata de la ley de atracción y todo lo que ello conlleva. Cuesta, a veces incluso parece imposible matar pensamientos negativos buscando el lado más positivo de la cuestión, pero todo es posible. Al fin y al cabo tan sólo se trata de psicología pura y dura. Buscar eso; las palabras correctas para saber que es lo que nos calma.

Luego están esas cosas que por arte de magia suceden. Eso que da palo, por lo que sea, sabes que lo tienes que hacer, que no hay mas remedio, está ahí y lo vas dejando para otro momento. Un ejemplo tonto, pero real, de hace poco más de dos semanas.

Cada vez que me subía al coche este me avisaba de que ya era hora de pasar la segunda revisión. La segunda revisión pensaba yo; llama al taller, busca un día que te vaya bien, lleva el coche, espera a que lo tengan listo, vuelve a buscarlo y suelta la pasta. Sólo veía inconvenientes y lo fui dejando... Hasta que un buen día suena el teléfono. Control de Calidad TNS de Seat, buscan coches que vayan a pasar la segunda revisión. Ellos llaman al taller y piden hora, te acompañan a la revisión, te hacen compañía y en dos horas tienes tu coche. Tienes tu coche y 120 euros por participar.

Y cada vez,  me quedo más sorprendida de la fuerza mental, de esas cosas que te vienen a la cabeza y tampoco sabes muy bien que pinta ahora mismo eso en tu pensamiento. Lo dejas correr, bah, sin más. Pasan los días, o semanas y zas. Vuelve, vuelve eso incoherente que llevabas en tu cabeza hace un tiempo, eso mismo, pero palpable y real.

Y ahora ya, todo empieza a tener sentido...

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Hoy Empieza Todo.