Días fuera de lo común.

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Si, vale, lo reconozco es fácil que un día mio salga fuera de lo común ya que lo común es estar encerrada en casa cuando vuelvo de trabajar y las 24 horas el fin de semana. Y sólo salir a merendar, para mi, supone un planazo.

Así que normal que este fin de semana sea digno de recordar. No por el simple echo de haber salido, además cuenta la compañía y del plan en si.

Un viernes que parecía entrar dentro de todo lo normal, trabajar y por la noche ir a cenar con Clara, vale, ya sé que salir con Clara supone una aventura asegurada, y que todo lo que pueda ocurrir con ella será fuera de lo habitual. Y es que ya sabemos que Clara y monotonía no son compatibles. Y es por eso uno de los tantos motivos que cuando salgo con ella sé que aburrirse es imposible. 

Viernes noche, coger el coche hacia Barcelona con la indicación de; si, coge la Ronda de Dalt y sal por la Avenida Tibidabo. Calle Sant Marius. Vale... tengo GPS pero a veces como si no lo tuviera. Así que la señora acaba en el culo del mundo. Llamando a lo desesperación. Tras una hora de indicaciones y de ser perseguida por una moto por los callejones de Barcelona. Al fin me encuentra y llego a destino! 
Bien, una vez en el lugar decidimos salir a "picar" algo, vamos andando y encontramos un sitio que parece bonito, pasamos de largo, pero, tras pensarlo mejor, me encuentro en la puerta del lugar vislumbrando un show digno de película. Tras una actuación de primera, nos sentamos en la mesa reservada de los dos que estaban de pie esperando, y es que colarse es un arte, señores. 


" La Royale, un concepto totalmente innovador de hamburguesería, único en Barcelona. Nuestros expertos hamburgerólogos realizan cuidadosamente todo el proceso, desde la selección de las carnes, todas ellas ecológicas, hasta la elaboración de suculentas recetas provenientes de todo el mundo."

Ahí estabamos sentados en la terraza de La Royale decidiendo qué cenar. Después de deleitar el paladar con cinco platos a compartir. Y de hablar sobre proyectos de películas gore. Llega el barman de los Gin Tonic. No sin antes haber probado uno de los postres más originales que jamás he visto. Y  es que lo mejor de una cena, sin duda, es el postre. 
Ahí estaba nuestra hamburguesa dulce. Con todo el aspecto de una Hamburguesa corriente, pero todo echo de cosas dulces, brioche de leche, una especie de brownie de chocolate, bola de helado, kiwi a modo de lechuga y mermelada de frambuesas simulando el ketchup. Buena presentación, mejor degustación.

Llega la hora de los Gin Tonic, el barman se presenta en nuestra mesa y nos hace una exhibición de los mejores gintonics de la casa. Yo no soy una forofa del Gin Tonic y sin embargo quedé enamorada por completo. ¿Sería el barman?, ¿serían sus manos?, ¿sería la calidad?, o quizá un poco de todo. Tengo que decir que el lugar también hacía mucho, una terracita en el cruce de cuatro callejones, tiene su encanto.


Después de haber pasado un noche fantástica con gente increíble. Me esperaba el sábado. Un sábado fuera de lo común, y tiene que salirse de lo común si está en juego, mi queridísimo Festival de Sitges, qué tan enamorada me tiene. Aunque tengo que decir que las expectativas no eran muy altas, después de encontrarnos con las entradas agotadas del Maratón Killer que en principio queríamos ir a ver. Aun así nos decidimos por una sesión doble de películas midnight x-treme. Ninguna de las dos me hacía gracia. Las encontraba demasiado falsas. Pero aun así acepté ir.


Ahí estaba yo sentada, con mis dos chicos freaks del año. Esperando la presentación de The Victim y de Hobo With a Shotgun. Primero proyectaron The Victim y como ya creíamos iba a ser mala malísima, pero de esas películas que no hay por donde cogerlas. Vale, yo de cosas técnicas mucha idea no tengo, pero en cuanto a interpretación sé distinguir cuando algo es malo y cuando no.



Haber invertido los 87 minutos que dura el film en una buena siesta hubiese sido una opción mucho mas acertada. Aun así ahí estábamos nosotros aguantando como campeones, escuchando como la gente se quejaba de semejante aberración.
Empieza la segunda película, Hobo With a Shutgun, vaya, en el trailer parecía bastante pésima, pero no. Sorprendentemente es una de esas proyecciones que me hace sentir como una niña pequeña con su bici nueva. Riendo, aplaudiendo, gritando, disfrutando con letras mayúsculas!

Un buen viernes, un buen sábado y un domingo para reposar. 

Este ha sido, sin duda, un fin de semana digno de recordar.

Ainara.

Pequeños detalles que cambian un día.

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Pequeños gestos que te hacen sentir mas grande. Esos gestos que te hacen subir al cielo durante el resto del día. Ese día que parecía amanecer un poco gris y del que poco a poco los rayos de sol resurgen de entre las nubes.

Hay veces en que no comprendo el comportamiento que tienen algunas personas, y no sabía que cuando te ignoran muchas veces no sea porque no te han visto sino porque quieren verte demasiado. Son esas cosas contradictorias que no tienen mucho sentido, pero son así, lo entendamos o no.
Y que después de varios días dedicando mi mejor sonrisa, pasando siempre desapercibida, por fin me llevo una recompensa, y es sólo eso, un gesto; una mirada, una sonrisa y un guiño. No me hace falta nada más.


Ainara.

Vivir al revés.

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Vivir al revés, cuando sientes que parte de este mundo de papel se desvanece y quedan los quiebros de un eco sin fuerza que no transmite mas que susurros del viento cansado de llamar a puertas que no se abren nunca.

Cuando caer al vacío se convierte en un pasatiempo que aborrece cualquier pronóstico que rompa con la monotonía, tan gris que se camufla entre sensaciones que te dejan sin aliento, se clava el frío en el costado y cesa el dolor. Ese dolor tan afilado que pasa casi desapercibido, tan constante que lo haces tuyo. Ahora forma parte de ti, a un lado de todo lo que pareció real, si es que lo fue algún día. Se entrecortan las palabras que gritadas no llegan a oídos correspondidos. Todo se ha vuelto ensordecedor, los gemidos que dormidos  me recordaban todo aquello que me hacia sentir un poco mas viva. Que conseguían esa fuerza que a veces surge de la nada. Ese espíritu tan fuerte, tan lleno de genio y valentía. Todo eso que ahora ha decidido dejar ese lugar. Donde quedan los sueños, donde se van las lágrimas derramadas, donde residen los recuerdos que no quieren ser recordados, donde se va el pasado, ese pasado que no quiere ser presente nunca mas.

Ahí está, y ahí permanecerá, ni lo voy a tocar, ni lo vas a borrar.

Ainara. 

Este ruido silencioso molesta.

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Qué difícil es esperar a estar bien para escribir algo, y aun más complicado escribir algo bueno aun no estando bien. Encontrar ese momento de pausa para decir, bueno, ¡ya basta!. Pero nada... no llega, nunca llega, y cuando parece que se asoma, resulta que es un espejismo. No tengo ganas de tirar la toalla, si tampoco hay toalla que tirar! 
Se trata de demasiadas horas por delante y por detrás para pensar, para dar cuerda a esta mente que siempre está en funcionamiento. Y es que claro, usarla para algo productivo... no, por favor... a dónde íbamos a llegar!

Hay veces que la tranquilidad es buena, que esos momentos de vacío le ayudan a uno a pensar con claridad, un poco de calma para la mente. Pero mi silencio es demasiado ruidoso para este cerebro que ya echa humo. Siento que la cabeza me va a estallar, y a veces pienso, y porqué no ahora? Pensar, pensar y pensar... y así las 24 horas del día, no puedo más.

Ainara.